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Pues ella hizo que todas las naciones bebieran
    del vino de su pecado sexual y de la ira de Dios.
Los reyes de la tierra se acostaron con ella.
    Los comerciantes se hicieron ricos con la extravagancia de sus lujos».

Después oí otra voz del cielo que decía:

«Pueblo mío, sal de esa ciudad
    para que no compartas sus pecados.
    Así no sufrirás ninguno de los desastres que llegarán a ella.
Los pecados de esa ciudad han llegado hasta el cielo.
    Dios no ha olvidado todo lo malo que ella hizo.

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